2. El Cantar de Mio Cid
2.1. Breve Introducción
Escrito del siglo XI, autor anónimo, inspirado en el caballero Rodrigo Díaz de Vivar, o también nombrado cid el campeador. Con "El cantar del mio cid" nos encontramos con el progenitor de su estilo, fue la primera obra narrativa de la literatura española en lengua de romance.
Ésta obra es el único cantar épico de la lengua española que conservamos casi completo, formado por 3735 versos anisosílabos, es decir, de extensión variable aunque podemos encontrar versos de entre 14 y 16. En cada estrofa observamos la separación formada por una cesura mostrando los dos hemistiquios, éstos suelen ser de 4 a 13 sílabas y se considera la unidad mínima de la prosodia (rama de la lingüística que analiza y representa formalmente aquellos elementos de la expresión oral) de "El cantar del mio cid".
No hay división de estrofas y los versos se agrupan en tiradas, es decir, series de versos con una misma rima asonante.
Ésta obra se organiza en una estructura interna y externa. La interna la podriamos resumir en el argumento, de que va la obra y sus partes; y la externa agrupa el primer cantar y el segundo, el cantar del destierro y el cantar de las bodas respectivamente.
2.2. Partes i Argumento
2.2.1 El cantar del destierro
(Versos 1-1084) En esta primera parte, el poema no se introduce directamente en el asunto.
El rey Don Alfonso de Castilla, envía a Rodrígoy Díaz el Cid, al recaude de parias de cada año entre los reyes de Córdova i Sevilla. Almutamiz rey de Sevilla y Almudafar rey de Granada eran en ese tiempo grandes enemigos entre si. El rey de Sevilla, era vasallo del rey Don Alfonso de Castilla, por lo que cuando el Cid se enteró de que Almutamiz i sus hombres iban a ir contra el rey de Sevilla, lo tomó muy mal y decidió luchar por su causa. El Cid y sus hombres, perdieron la batalla y fueron prisioneros 3 días, luego los soltaron. El rey de Sevilla, al ver tan noble acto por parte del Cid, decidió pagar muchas riquezas por las parias del rey Alfonso. Con el regreso del Cid a su rey, don Alfonso quedó muy contento al ver que había recaudado tales riquezas, y se ganó mucho aprecio por parte del rey. Eso hizo provocar mucha envidia en otra gente, por lo que le dieron mala fama y mal daño y le enemistaron con el rey. Así pues el rey ordenó que abandonara las tierras.
El Cid, llorando, abandona su casa, desterrado injustamente. También se ve obligado a abandonar a su esposa e hijas y las deja en un monasterio. Al ser desterrado debe recuperar su honor, la gloria y la confianza en su rey, pero le será complicado debido a su reciente infama y deshonor. Así pues, el Cid inicia una campaña militar acompañado de sus aliados en tierras no cristianas. Tras muchas batallas ganadas, a veces se aliaba con cristianos y otras veces con moros, va adquiriendo riqueza y prestigio. por cada batalla que ganaba, enviaba a su rey regalos reiterando su fidelidad para así tratar de volver a ganarse su favor real.
2.2.2 El cantar de las bodas
(Versos 1085-2277)
El Cid consigue conquistar Valencia con ayuda de los moros. El Cid envía a su mano derecha Àlvar Fáñez a la corte de Castilla, para que le entregue un nuevo regalo y pedirle poder volver a reunirse con su familia. El rey accedí y con ello, se gana el perdón real. El monarca permite al Cid volver a encontrarse con su mujer e hijas y además pide al Cid que case a sus hijas, doña Elvira y Doña Sol con dos nobles castellanos, los infantes de Carrión. Rodrigo Díaz de Vivar está en contra de las bodas porque no se fía de los infantes de Carrión, pero para no volver a defraudar a su señor y rey, accedí a casar a sus hijas para no negarle nada. Así las bodas se celebran solemnemente en Valencia.
En este cantar, el Cid consigue recuperar su honor como leal Caballero porque se le vuelve a reconocer su fidelidad y noble causa hacia el rey porque casa a sus hijas con los infantes de Carrión.
2.2.3 El cantar de la afrenta de corpes
(Versos 2278-3730)
En este cantar los infantes de Carrión muestran pronto su cobardía, primero ante un león que escapa y del que huyen despavoridos, después en la lucha contra los árabes.Sintiéndose humillados, los infantes deciden hacer su venganza. Para ello empiezan un viaje había Carrión con sus esposas y, al llegar al robledo de Corpes, las azotan y las abandonan dejándolas desfallecidas. El Cid ha sido deshonrado y pide justicia al rey. El juicio culmina con el duelo en el que los representantes de la causa del Cid vencen a los infantes. Éstos quedan deshonrados y se anulan sus bodas. El poema termina con el proyecto de boda entre las hijas del Cid y los infantes de Navarra y Aragón.
En este cantar, doña Sol le pide a los infantes que no les hagan sufrir, piden piedad, piden no ser torturadas, però estos ruegos no sirven de mucho ya que los infantes les maltratan hasta tal punto de darlas por moribundas.
2.3. Estilo
El Cantar del mío Cid es un poema de verso irregular, distribuido en tiradas de monorrimas asonantes. Cuando cambia la asonancia, se inicia otra estrofa de número indeterminado de versos, que varían entre diez y veinte sílabas, siendo la mayoría de catorce sílabas, divididos en dos hemistiquios. Pero también abundan también los versos de quince y dieciséis silabas.
También en el estilo del poema se omiten totalmente los elementos lógicos de enlace como: pues, mientras tanto, por tanto; con lo que se intensifica el valor rotundo de la frase. En cambio, para lograr descripción llena de movimiento de una batalla se insiste en la repetición de un mismo elemento.
Lo más característico del estilo es un uso de una lengua arcaizante. El tono arcaico daba al verso un rasgo de antigüedad en un tiempo heroico. Pero además de los arcaísmos, se utilizan los neologismos, cultismos latinos e incluso arabismos.
En el plano fónico se aprecian aliteraciones, rimas internas y otros efectos acústicos muy relacionados con la naturaleza oral que tenían estos poemas. Destaca el empleo de pares de sinónimos, el uso de las parejas léxicas que incluyen la referencia a un todo mediante la conjunción de dos términos que se complementan.
En cuanto a la sintaxis, es notable el empleo de las llamadas “frases físicas”, que realzan la gestualidad. Ejemplo: “llorar de los ojos” o “hablar de la boca”. Abundan también los paralelismos y es frecuente encontrar anáforas y enumeraciones. Hay una gran cantidad de perífrasis verbales, el encabalgamiento es más raro; pero su uso es muy significativo en este tipo de género literario. También destacan el uso de la interrogación y la exclamación. Son en cambio muy escasas las figuras de pensamiento, como las metáforas o las metonimias. También se usan epítetos épicos para adjetivar positivamente al protagonista.
El discurso o relato está emitido desde la voz de un narrador omnisciente que usa de forma muy libre los tiempos verbales con función estilística. Proporciona más información de la que tienen los personajes, creando un desfase entre lo que cree el público y la realidad de los protagonistas. Esto conduce a una ironía dramática.
El narrador se posiciona siempre en favor del Cid y en contra de sus antagonistas.
Para buscar la complicidad el narrador abandona en ocasiones la tercera persona para dirigirse a los oyentes con fórmulas en segunda persona o refiriéndose a sí mismo en primera persona.
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